segunda-feira, 26 de dezembro de 2011

Depression: approaches and treatments (in English)

Depression is a mood disorder that presents a variation of symptoms and manifests itself differently from one individual to another. The disorder can affect many aspects in the life of the depressed person, such as personal, social and professional. It can physically affect the individual, changing his/her appetite, sleep and sexual desire, and causing fatigue and anxiety. The disorder can also adversely affect cognitive functions, like thinking, judging, remembering and concentrating, reducing the ability to make decisions and generating insecurity feelings. In addition, depression can affect the behavior: people cry, hurt themselves, abuse drugs or may even attempt suicide. Many people start to use drugs to cope with anxiety or stress caused by depression. It can still affect the emotions, creating or increasing sadness, despair, guilt, worthlessness, and hopelessness feelings. In terms of social relationships, depression can impair one's ability to relate well with others, that is, the disorder may lead to isolation and separation from the family.
However, there is still much to be clarified about depression, its causes and how to deal with it. There are several theories that attempt to develop more explanation, but there is still much ground to cover. It seems there are two main approaches that stand out on the understanding of depression due to their research basis, advances, diffusion and treatments. One approach, that could be called "psychiatric approach", considers that depression is a problem of more biological order, caused by malfunction in brain activity. This approach primarily indicates psychopharmacological based treatments. Medications, prescribed by a medical professional specialized in psychiatry, are usually the main form of treatment. The other approach, which could be called "psychological approach", understands that depression is primarily caused by the consequences of suffering, emotional conflicts, unconscious and conscious traumas, frustration, loss, stress and other sufferings resultant from human and social relations. This approach mainly indicates a psychotherapeutic treatment, which offers support to cope with depression and seeks balance, understanding and stability to improve the individual’s emotional condition.
However, regardless of the approach and considering the complexity of the interaction of its causes, the diagnosis of depression is not discovered or concluded easily. Therefore, it should start, as a precaution, with an analysis of the person’s emotional life history. A complete and general medical examination may be also important, since depression can be associated with a prior poor health condition. The diseases associated with depression, if untreated, can hinder the success of any depression treatment. On the contrary, when they are treated, the depression treatment has much greater chances to be sucsessful.
The American Medical Association says there is no standard treatment for depression and it also depends on the severity of each case. According to the association, what happened in the past was that some health professionals used to advocate exclusively psychotherapeutic treatment, understanding depression only as a psychological disorder, while others would prescribe only drug treatment, understanding depression as a purely biological problem. Currently, most of the professionals recognize the validity of both treatments, which can be used separately or together, depending on the severity and the symptoms of each case.
As we have seen, there are several possibilities of intervention and treatment. Decisions and choices must be made and it is best that all involved are aware and well informed, so everybody can have a more active and responsible role. There is not an approach that is more correct than another for understanding and treating depression and, when working with one of the two main approaches, the other should always be taken into account too. Treatment through medication alone may seem tempting because it does not require major changes in the person’s life style, and even alone the symptoms can be lessened. However, the causes of the disorder may remain unchanged, so there are greater chances of future crises. On the other hand, treatment through psychotherapy alone, when there is greater degree of suffering and of behavioral change, may be insufficient because it does not generate short-term relief. Thus, depending on the case, the best strategy may be working with the two approaches combined in a cooperative and complementary way. In general, cooperating is better than competing, but this is especially truth when there are many possible solutions but no guarantee of success.

sexta-feira, 16 de dezembro de 2011

Empatía (en español)

Carl R. Rogers es fundador del Enfoque Centrado en la Persona y fue defensor de la tesis de que la empatía proporcionada por el psicoterapeuta al cliente es una de las maneras más poderosas, a pesar de su naturaleza sutil, para promover cambios de personalidad y, consecuentemente, en los comportamientos. Primeramente, Rogers descubrió, en su práctica como psicoterapeuta, que el oír atentamente ya era un factor aislado de ayuda significativa al Cliente. Comprendió  también que cuando el sicoterapeuta le decía al cliente cuales sentimientos y emociones percibía en él, la efectividad de la terapia aumentaba. A ese procedimiento le llamó reflexión de sentimiento y, juntamente con sus alumnos, descubrió que el estar atento a los sentimientos del cliente y reflejarlos podía transformar una conversación superficial en un autoanálisis profundo realizado por el propio cliente. Sin embargo, posteriormente, Rogers descubrió que no era ni el acto de escuchar ni tampoco la reflexión de sentimientos que ayudaban al cliente, sino la empatía que estaba embutida en ellas. Entonces él postuló que la reflexión de sentimiento no era una técnica o un tipo de terapia y si una particularidad que podría estar englobada en algo mayor como una relación interpersonal empática con el cliente. Él comprendió que no es exactamente la reflexión de sentimientos la que ayuda a los clientes, sino la empatía que debe estar embutida en este tipo de reflexión. La reflexión de sentimientos es una forma auxiliar de demostrar empatía que solamente ayuda al cliente cuando existe empatía autentica del sicoterapeuta en relación a su cliente.
¿En qué consiste esa empatía y como proporciona ayuda al cliente? Voy a arriesgarme en una tentativa de dar una respuesta simplificada a lo que pueda ser eso: es un fenómeno humano de consideración por otro ser humano cuando uno busca comprender al otro a partir del punto de vista del otro, aceptando sus comportamientos sin criticas ni juicio de valor y también buscando la vivencia y comprensión de sus sentimientos y emociones como si fuese el mismo. Para responder a la segunda parte de la pregunta, vamos a considerar lo que Rogers llamó de flujo psicofisiológico. Esto sería el conjunto en movimiento de las sensaciones corpóreas y vivencias psíquicas que experimentamos continuamente en todos los momentos de la vida. En la mayor parte del tiempo, no tenemos conciencia completa de como este flujo de sensaciones y vivencias está corriendo dentro de nosotros y, consecuentemente, no encontramos significaciones precisas para las sensaciones. Siendo así, en la psicoterapia, la empatía permite al psicoterapeuta aproximarse tanto de su cliente hasta el punto de él (el psicoterapeuta) intente encontrar o descubrir significaciones que su cliente acepte como auténticamente suyas. Cuando son encontrados los significados para los flujos sensoriales y vivenciales, estos evolucionan y se aproximan de la conciencia, lo cual permite la comprensión y la aceptación y a partir de entonces, cambios de personalidad y, consecuentemente, cambios en los comportamientos podrán ocurrir. Ese proceso se produce en el cliente por la desalienación en relación a sentimientos reprimidos, por el significación consciente de vivencias, por la aceptación y valorización de sí mismo así como se es, por el no juzgamiento, aceptación incondicional y confirmación de la existencia de identidad por el otro (en este caso, el psicoterapeuta). El cliente se ve entonces, delante de aspectos personales que antes no eran reconocidos como siendo de el mismo. Estos aspectos son ahora aceptados por el incentivo del psicoterapeuta que los acepta con naturalidad. La incorporación de esos aspectos lleva forzosamente al cliente a reelaborar su auto concepto. Una vez que el concepto de sí es actualizado, la personalidad es reconfigurada y los comportamientos se modifican para la adecuación con la personalidad reconfigurada.
            Queda entonces evidente, que la empatía desempeña un papel clave en el proceso de cambio en el cliente en terapia. Es la empatía la que posibilita al terapeuta buscar y eventualmente, encontrar significaciones expresivas para el cliente. Es exactamente a partir de ese punto que se abre la posibilidad para la evolución de la condición del cliente. Sin la empatía, el psicoterapeuta no sería capaz de tener sentimientos próximos a los del cliente, podría apenas intentar comprender al cliente a través de la intelectualización de su condición y por teorías psicológicas. Entretanto, esa comprensión, mismo que acertada y apoyada por teorías psicológicas, alejarían al cliente de un proceso de cambio, en la medida en que él mismo no acataría algo que no puede ser reconocido y comprendido por él mismo. De otra forma, la empatía puede desbloquear vivencias que, cuando son experimentadas a nivel visceral y correctamente simbolizadas y nominadas, proveen cambios en la personalidad y consecuentemente, en los comportamientos. De esta forma, concluimos que la empatía desempeña un papel fundamental en la apertura  del cliente para descubrimientos internos y cambios y, por lo tanto, es esencial, pues como una llave, abre una cerradura en el proceso terapéutico.
* Traducido por Ruben Cesar Ramirez (Paraguay)

segunda-feira, 5 de dezembro de 2011

Empatia

Carl R. Rogers é fundador da Abordagem Centrada na Pessoa e foi defensor da tese de que a empatia proporcionada pelo psicoterapeuta ao cliente é uma das maneiras mais poderosas, porem de natureza sutil, para promover mudanças de personalidade e, consequentemente,  comportamentais. Primeiramente, Rogers descobriu, em sua prática como psicoterapeuta, que o ouvir atentamente já era um fator isolado de ajuda significativa ao cliente. Compreendeu também que quando o psicoterapeuta dizia ao cliente quais sentimentos e emoções percebia nele, a efetividade da terapia aumentava. A esse procedimento chamou de reflexão de sentimento e, juntamente com seus alunos, descobriu que ficar atento aos sentimentos do cliente e refleti-los podia transformar uma conversa superficial em autoanalise profunda realizada pelo próprio cliente. Entretanto, posteriormente, Rogers descobriu que não era nem a escuta e nem a reflexão de sentimentos que ajudavam o cliente, mas era a empatia nelas embutidas. Ele, então, protestou que a reflexão de sentimento não era uma técnica ou um tipo de terapia, mas sim uma particularidade que poderia estar englobada em algo maior como uma relação interpessoal empática com o cliente. Ele compreendeu que não é exatamente a reflexão de sentimentos que proporciona ajuda aos clientes, mas sim a empatia que deve estar embutida nesse tipo de reflexão. A reflexão de sentimentos é uma forma auxiliar de demonstrar empatia e somente ajuda o cliente quando há empatia autentica do psicoterapeuta em relação a seu cliente.
O que é essa empatia e como promove ajuda no cliente? Vou me arriscar em uma tentativa de resposta simplificada a o que seja isso: é um fenômeno humano de consideração por outro ser humano quando um busca compreender o outro a partir do ponto de vista do outro, aceitando seus comportamentos sem críticas e juízo de valor e ainda buscar vivenciar e compreender seus sentimentos e emoções como se fosse ele. Para responder a segunda parte da pergunta, vamos considerar antes o que Rogers chamou de fluxo psico-fisiológico. Isto seria o conjunto em movimento das sensações corpóreas e vivências psíquicas que experienciamos continuamente em todos os momentos da vida. Na maioria do tempo, não temos consciência completa como este fluxo de sensações e vivencias está correndo dentro de nós e, consequentemente, não encontramos significações precisas para as sensações. Sendo assim, na psicoterapia, a empatia permite ao psicoterapeuta aproximar tanto do seu cliente a ponto de ele (o psicoterapeuta) tentar encontrar ou descobrir significações que seu cliente aceite como autenticamente suas. Quando significados são encontrados para os fluxos sensoriais e vivenciais, estes evoluem e se aproximam da consciência, o que permite compreensão e aceitação e, a partir de então, mudanças de personalidade e, consequentemente, comportamentais poderão ocorrer. Esse processo se dá no cliente pela desalienção em relação a sentimentos reprimidos, pela significação consciente de vivências, pela aceitação e valorização de si mesmo assim como se é, pelo não julgamento, aceitação incondicional e confirmação da existência de identidade pelo outro (no caso, o psicoterapeuta). O cliente se vê, então, diante de aspectos pessoais que antes não eram reconhecidos como sendo dele mesmo. Esses aspectos são agora aceitos pelo incentivo do psicoterapeuta que os aceita com naturalidade. A incorporação desses aspectos leva forçosamente o cliente a reelaborar seu autoconceito. Uma vez que o conceito de si é atualizado, a personalidade se reconfigura e os comportamentos se modificam para adequar com a personalidade reconfigurada.
Fica então evidente que a empatia ocupa um papel chave no processo de mudança no cliente em terapia. É a empatia que possibilita ao terapeuta buscar e, eventualmente, encontrar significações expressivas para o cliente. É exatamente a partir desse ponto que se abre a possibilidade para a evolução da condição do cliente. Sem a empatia o psicoterapeuta não seria capaz de ter sentimentos próximos aos do cliente, poderia apenas tentar compreender o cliente através da intelectualização de sua condição e por teorias psicológicas. Entretanto, essa compreensão, mesmo que muito acertada e suportada por teorias psicológicas, afastariam o cliente de um processo de mudança, na medida em que o mesmo não acataria algo que não pode ser reconhecido e compreendido por si mesmo. De outra forma, a empatia pode desbloquear vivências que, quando são experimentadas ao nível visceral e corretamente simbolizadas e nomeadas, provem mudanças na personalidade e, consequentemente, nos comportamentos. Assim, concluímos que a empatia tem um papel fundamental na abertura do cliente para descobertas internas e mudanças e, portanto, é essencial, pois, como uma chave, abre uma fechadura no processo terapêutico.

sexta-feira, 25 de novembro de 2011

Psicoterapia: escritor e papel

Em um artigo anterior, eu disse que havia muitos modelos de psicoterapia. Eles se aproximam ou se afastam uns dos outros de acordo com suas diversas características. Quando são mais consolidados, eles podem ser chamados de modelos, escolas ou abordagens e entre as mais conhecidas estão a Psicanalítica, a Comportamental, a Humanista-Existencial e a Social. É bem verdade que cada uma dessas citadas abriga uma variedade de submodelos com denominações diferentes. O psicólogo em sua formação universitária e profissional é exposto normalmente a muitas escolas e abordagens diferentes de psicologia. Entretanto, ele acaba privilegiando uma dessas escolas para exercer o seu trabalho como profissional, já que seria contraditório e antagônico abarcar vários. Melhor dizendo, muitas vezes, estes profissionais podem conhecer vários modelos, mas privilegiam ou se concentram em um pelo motivo já exposto.
           Neste artigo falo um pouco e de forma bem simples e figurativa da abordagem que adotei para a minha prática profissional: a Psicoterapia Centrada na Pessoa dentro da abordagem Humanista. Ela começa na década de 30, do século passado, a partir dos trabalhos do psicólogo norte americano Carl Rogers e enfatiza na teoria e no processo terapêutico as experiências vividas, o potencial natural de crescimento de cada um, o auto-direcionamento e o livre-arbítrio.
           Como esses conceitos soltos dessa forma são pouco compreensíveis, usarei uma metáfora comparando-os a um escritor e o papel no qual escreve. O escritor é o cliente e o psicoterapeuta é o papel. O escritor escolhe escrever no papel o que ele quiser, dando forma, expressão e conteúdo. O papel aceita tudo o que o escritor escreve, dando-lhe a liberdade de escrever o que quiser e do jeito que quiser. Assim, o escritor e o papel formam um conjunto. Um precisa do outro: o escritor precisa do papel para expressar a sua mensagem de forma compreensível e o papel precisa da escrita do escritor para conter uma mensagem, prestando um serviço que auxile na expressão das mensagens. Então, depois que o escritor escreve, ele lê, re-lê e re-escreve, geralmente várias vezes, concertando, modificando, acrescentando, etc., até ficar satisfeito com o sentido e significado de sua mensagem.
            A partir disso, a pratica de Psicoterapia Centrada na Pessoa é caracterizada por uma escuta do cliente de forma respeitosa, livre de criticas e de forma empática. Empatia significa procurar compreender o sentimento da outra pessoa, levando em conta as circunstâncias da vida dela. Diferentemente de outras escolas, a psicoterapia centrada na pessoa não visa julgar, interrogar, tranquilizar, explorar ou interpretar o cliente ou seus problemas, mas sim compreender os sentimentos, problemas e dificuldades do ponto de vista do próprio cliente. Dessa forma, o trabalho do psicoterapeuta ajuda o cliente a aumentar a compreensão de sua situação, abrindo possibilidades de alivio de sofrimento e encontro de soluções. Em resumo, podemos dizer que essa abordagem promove a autonomia, a tomada de consciência e a ressimbolização da experiência pelo cliente. Sendo assim, no final, é o cliente que faz a sua própria psicoterapia com a facilitação do psicoterapeuta, que oferece um ambiente mais seguro para tanto.

terça-feira, 22 de novembro de 2011

A Abordagem Centrada na Pessoa

           A Abordagem Centrada na Pessoa, abreviada por ACP, é uma corrente de pensamento psicológico desenvolvida a partir dos trabalhos do psicólogo americano Carl R. Rogers. Essa abordagem abriga um modelo de psicoterapia, conhecida com Humanista ou Centrada na Pessoa, em que o papel do psicoterapeuta é ajudar seu cliente a desenvolver por si e para si mesmo critérios e valores e, dessa forma, ele mesmo desenvolverá significados e um sentido para sua vida. Essa abordagem entende que somente há mudança de personalidade quando o cliente encontra novos paradigmas a partir de si próprio. Novos comportamentos mais coerentes com o desenvolvimento serão, então, uma consequência natural.
          Conforme esses preceitos, a função da psicoterapia é propiciar ao cliente o melhor ambiente para que ele atualize tanto suas percepções conscientes como as inconscientes e as simbolize de forma a aumentar seu grau de contato com a própria realidade e, desse modo, promover sua capacidade de tomar decisões em liberdade e se responsabilizar por elas. Sendo assim, a finalidade da psicoterapia é proporcionar ao indivíduo esse ambiente favorável à exploração de si próprio e ao autodesenvolvimento. Para tanto, o psicoterapeuta procura estar em estado de congruência, estabelecer empatia com o cliente e cultivar um posicionamento de consideração positiva incondicional para com ele. Isso significa aceitar o cliente incondicionalmente, ou seja, sem críticas e julgamento de valor, ser verdadeiro consigo mesmo e tentar entender o modo com que seu cliente percebe seu mundo e o compreende. Desse modo, as intervenções do psicoterapeuta seriam tipicamente nos formatos: de buscar compreender e aceitar os sentimentos do cliente, de evitar expor seu ponto de vista e oferecer conselhos, de disponibilizar seu mundo interior para entrar em contato com a “realidade” do cliente e deixar fluir reações intuitivas, mas sem perder a noção de si próprio e de tudo o mais que valorize a humanidade do cliente. Para proporcionar essa ambientação, o psicoterapeuta deve desenvolver atributos especiais, como estar mais interessado em ouvir e aceitar o ponto de vista do outro do que em expor e defender o seu, ser capaz de acatar sentimentos diversos, inclusive de hostilidade, sem reagir negativamente e agressivamente, ter a flexibilidade de se comportar da melhor maneira para propiciar ao cliente um relacionamento de aceitação compreensiva. Essa ambientação propicia um tipo de relação interpessoal entre psicoterapeuta e cliente caracterizado pela confiança crescente no cliente de que ele será sempre aceito apesar de qualquer coisa que deponha contra ele, isso devido a busca constante de compreensão e aceitação de seus atos e de sua pessoa. A partir da condição de ser aceito incondicionalmente, o cliente poderá se sentir confiante o bastante para se revelar para o psicoterapeuta e, consequentemente, para si mesmo e poderá ter coragem para descobrir os meios e caminhos que dão sentido e valor a sua vida.
           Em resumo, podemos dizer que a psicoterapia da ACP privilegia a capacidade natural de cada homem de se autodesenvolver através de descobertas por si próprio dos meios e caminhos para isso. A função da psicoterapia é facilitar esse processo, oferecendo um ambiente propício para tal. Esse ambiente funciona com agente facilitador e incentivador do autodesenvolvimento natural. A percepção do cliente é de que ele é aceito e compreendido e está mais livre para se mostrar, descobrir e encontrar sentido para suas experiências de vida.

segunda-feira, 31 de outubro de 2011

A concepção holística e a psicoterapia

            A concepção holística do homem é aquela que concebe o ser humano como resultante da integração da mente e do corpo. Esses, que usualmente chamamos e tratamos separadamente, formam, na verdade, uma unidade inseparável. A partir dessa visão, emoções e sentimentos positivos e negativos e tudo mais que vivenciamos na mente ficariam necessariamente registrados no corpo, podendo alterá-lo bioquímica e fisicamente. Assim, o nosso cérebro pode ser formatado fisiologicamente, tanto pela alegria quanto pelos traumas, o que irá afetar, por sua vez, o processamento mental, ou seja, a forma do seu funcionamento. Desse modo, em um ciclo vicioso, a mente e o corpo se afetam mutuamente. Inclusive, é fácil perceber a influência das emoções no corpo físico no cotidiano. Quando ficamos irritados, tensos, assustados ou com medo, é comum percebermos, em seguida, alguns sintomas físicos, como diarréia, dores musculares, cansaço, fraqueza ou dor de cabeça.
            Desde muito tempo, estudiosos vêm apontando que a estrutura emocional das pessoas depende fortemente de como foram as relações na primeira infância com os pais, familiares e todas as pessoas de forma significativa. A partir disso, pode-se concluir que o sofrimento emocional e corporal pode estar relacionado com a falta de relações humanas de boa qualidade afetiva que colaborem com o fortalecimento da personalidade sadia. Se ao longo da vida, por qualquer motivo, a pessoa teve predominantemente relações humanas difíceis e pouco fortalecedoras e sentimentos negativos, como raiva, tristeza e medo, isso poderá se acumular e, possivelmente, o corpo irá desenvolver doenças resultantes do enfraquecimento holístico. Esses sentimentos negativos, quando não são expressos, muitas vezes em função de normas sociais, e não são tratados apropriadamente, são represados e a energia retida pode se transformar em qualquer forma de sofrimento emocional e/ou corporal.
            Qualquer tipo de sofrimento emocional pode se manifestar de forma física no corpo da pessoa. Por exemplo, o indivíduo que retém e omite tristezas poderá acumular esses sentimentos em alguma forma de energia negativa e seu corpo poderá ser afetado, uma vez que mente e corpo formam uma unidade inseparável. O corpo, no seu formato bioquímico, poderá ser alterado ou moldado por sentimentos negativos e consequentemente portas para doenças corporais poderão se abrir, incluindo as psiquiátricas, como a depressão. A observação clínica costuma indicar que pessoas deprimidas, geralmente, têm um quadro de emoções e sentimentos acumulados, guardados e não trabalhados ou tratados e que, muitas vezes, elas também sofrem cronicamente de uma variada gama de doenças que nem sempre são diagnosticadas de forma clara.
            A boa notícia é que um processo reverso ao do adoecimento e, portanto, de recuperação ou até de cura emocional e física no corpo, também é possível. Assim, uma pessoa com depressão e doenças físicas relacionadas, por exemplo, que, através da psicoterapia, trata sua mente, trabalhando as emoções e sentimentos para dar-lhes vazão e significados e ainda buscando sentido para a vida, poderá recuperar a saúde como um todo, pois, conforme a concepção holística, mente e corpo se integram e se acompanham também no caminhar para um quadro mais saudável de vida. Dessa forma, a psicoterapia pode ajudar em muito as pessoas com doenças corporais, pois, na medida em que também tratam a mente e, consequentemente, as emoções, os sentimentos e os comportamentos, estarão tratando a sua pessoa como um todo e aumentando as possibilidades de saúde e felicidade.

A prevenção da depressão pela psicoterapia

Como postulam muitos autores e profissionais, a prevenção é sempre a melhor forma de tratamento para qualquer distúrbio ou doença, sempre que possível. A prevenção é, na verdade, um tipo de tratamento feito antes que o distúrbio ou doença ocorra. Ela deve ser feita toda vez que houver indícios claros de que um distúrbio ou doença poderá se desenvolver no futuro.         
No caso da depressão, a prevenção psicoterápica é aquilo que pode ser feito para o fortalecimento emocional e o alcance de condições saudáveis, de modo a diminuir e, se possível, evitar as possibilidades da depressão se estabelecer. Estudiosos aconselham atitudes e regras simples para a prevenção como: permitir-se fazer coisas para sentir-se bem, manter a auto-estima elevada, colocar limites em todos os aspectos, estimular as qualidades e os pontos fortes individuais, procurar hábitos de vida mais saudáveis e manter boas inter-relações pessoais. O psicólogo José Augusto de Mendonça, em uma palestra em Belo Horizonte no ano de 2006, demonstrou uma escala de prioridades para a prevenção em formato de escada, conforme mostrado abaixo. Quanto mais alto for o degrau alcançado, mais itens de prevenção serão cumpridos e mais protegida estará a pessoa.
Em contrapartida, estudos indicam que sintomas de ansiedade generalizada podem anteceder a depressão até em 10 anos. Inclusive, pode-se considerar que crianças com sintomas de ansiedade poderão se transformar em adultos potencialmente depressivos. Assim, a prevenção da depressão já pode ser feita por meio de psicoterapia assim que sintomas de ansiedade forem identificados.
A psicoterapia é o tratamento mais indicando, porque a ansiedade em estágio inicial é muito mais uma consequência do aprendizado proveniente das interações familiares e sociais do que uma consequência de alterações orgânicas e bioquímicas, que futuramente até poderão surgir como resultantes.  Dessa forma, a prevenção da depressão pode ser feita efetivamente ajudando ansiosos a apreender formas mais saudáveis de se relacionar consigo mesmo e com os outros.

A psicologia e a alimentação

A psicologia é a ciência que tem entre seus objetivos estudar e compreender a formação e o desenvolvimento emocional e comportamental do ser humano. A partir do nascimento ou até mesmo antes, o ser humano começa a desenvolver uma estrutura emocional e comportamental que podemos chamar de personalidade. Essa estrutura desenvolve-se a partir da interação da mente humana com o próprio corpo e com o ambiente. A mente funciona de forma dinâmica, em sincronia com todos os estímulos internos e externos, elaborando a cada momento um estado avaliativo situacional e, consequentemente, emoções, sentimentos e comportamentos são engendrados.
Obviamente, os fenômenos da alimentação estão entre os primeiros e mais significativos estímulos que o ser humano experimenta, tanto internamente quanto externamente. Assim, a alimentação se relaciona fortemente com emoções, sentimentos, comportamentos e, inevitavelmente, com a personalidade que começa ser moldada. Além disso, a alimentação do recém-nascido está sempre relacionada ao contato com outro ser humano. Dessa forma, no contato conjunto com a alimentação e com outro ser humano, o recém-nascido experimenta uma vasta gama de sensações e emoções positivas, como prazer degustativo, carinho, conforto, proteção, amor, ou sensações negativas, como fome não saciada, irritação, insegurança, descontrole, medo, insuficiência. Os fenômenos da alimentação participam, assim, da estruturação da personalidade que se forma desde a mais tenra idade. Podemos ainda dizer que o atrelamento da alimentação com a personalidade continua por toda a vida. As famílias têm formas variadas de conjugar a alimentação com diversas situações, como comemorações, reuniões, premiações, obrigações, punições, compensações, etc. Fica evidente, então, que a alimentação está intimamente ligada à formação e manutenção da personalidade.
Cada vez mais, indivíduos e governantes se preocupam com o controle de peso como fator preponderante na saúde e, além disso, existe uma forte cobrança social pela magreza como padrão de beleza. Muitas providências são tomadas, tanto pelos governantes quanto pelos os indivíduos, nesse sentido. No entanto, tipicamente, essas providências concentram esforços nos aspectos médicos e farmacológicos, nas dietas alimentares e nas atividades de exercícios físicos. Parece que a personalidade do individuo não é muito considerada no esforço do controle de peso e, sendo ela o modelo base de comportamento humano, fica faltado considerar parte essencial do problema de controle de peso. Assim sendo, entendo que, juntamente com profissionais médicos, nutricionistas e da educação física, os psicólogos têm muito a contribuir trabalhando a personalidade dos indivíduos no sentido de moldar novos comportamentos que favoreçam o controle de peso.
A alimentação para o ser humano é muito mais que um processo natural de nutrição fisiológica. Ela está na base da estrutura da personalidade fundida com emoções e sentimentos positivos e negativos de amplo espectro. Assim, a problemática do controle de peso em crianças, adolescentes e adultos precisa considerar aspectos que vão além dos nutricionais, pois o que está em questão é também o ser humano na sua totalidade, incluindo suas emoções, sentimentos, comportamentos e, portanto, sua personalidade. Deste modo, a psicologia, através da psicoterapia, deve ter um papel importante nos trabalhos profissionais para o controle de peso, tanto por razões de saúde quanto por motivos estéticos.

O amigo e o psicoterapeuta

É muito comum confundirmos a idéia do amigo com a do psicoterapeuta. Geralmente, consideramos como amigos verdadeiros aquelas poucas pessoas com quem podemos compartilhar as alegrias, mas também os problemas, as dúvidas e as dificuldades. Além disso, o que difere os amigos de simples colegas e conhecidos é que com estes últimos não nos sentimos seguros para compartilhar questões mais difíceis e delicadas. Em contrapartida, esperamos que os amigos sejam solidários conosco, nos apoiado em nossas fraquezas e medos. Esperamos também que ao expormos nossos pontos fracos ou erros, eles não fiquem contra nós, falem mal, debochem ou se aproveitem da situação para tirar vantagens sobre nós. Por outro lado, não é difícil constatar que muitas pessoas têm uma perspectiva semelhante a essa idéia mencionada do amigo ao se tratar da figura do psicoterapeuta. Muitos entendem que o psicoterapeuta é basicamente aquela pessoa com quem podemos falar sobre tudo sem medo ou vergonha, ou seja, como com um amigo, e é sobre essa comparação que discutirei.
         É bem verdade que entre a figura do amigo e do psicoterapeuta há semelhanças, mas também há diferenças. Em primeiro lugar, com o amigo podemos falar tudo, menos aquilo que pode abalar a nossa relação de amizade. A amizade em si não deixa de ser também uma relação de trocas, onde se compartilham mutuamente solidariedade, apoio, respeito e carinho. Então, se eventualmente um dos amigos não corresponde conforme esperado, a amizade pode ser rompida. Assim, há limitações nessa relação e o apoio dos amigos não é incondicional. Outra característica relevante é que o amigo tende a responder às nossas questões, mesmo no melhor das intenções, com conselhos, conforme sua experiência de vida e suas convicções. Já na relação com o psicoterapeuta, o cliente também pode falar de tudo, mas pode incluir aspectos que dificultam a relação com qualquer pessoa, incluindo desafetos com o próprio psicoterapeuta. Nesse caso, a base da relação é profissional e trocas afetivas podem ser aceitas, mas não são necessárias para a manutenção da relação psicoterápica. Outro aspecto que também é diferente é que as respostas do psicoterapeuta às questões do cliente não são ou não devem ser baseadas na experiência pessoal ou em convicções particulares do profissional. De acordo com a abordagem em que fundamento meu trabalho, a Psicoterapia Centrada na Pessoa, uma das modalidades das teorias humanistas, todas as respostas se encontram no próprio cliente e o trabalho do psicoterapeuta é ajudá-lo a encontrar nele mesmo todas essas respostas. Conforme nossa teoria, no decorrer da vida, as pessoas acabam perdendo contato com sua experiência e com seus sentimentos, abrindo mão destes para serem aceitas na convivência social e, assim, acabam ficando desorientadas e neuróticas. Assim sendo, o papel do psicoterapeuta é ajudá-las a entrar em contato com experiências e sentimentos autênticos e, a partir daí, auxiliar na aceitação e compreensão destes de forma a descobrir maneiras de utilizá-los como recursos para produzir melhores respostas e dar soluções.
         Concluo, então, que apesar do amigo poder ajudar muito pela companhia e solidariedade, não faz o papel e a função de um psicoterapeuta e que o psicoterapeuta pode ser amigo, mas não ocupa o lugar do relacionamento mutuamente compartilhado do amigo. Devemos esperar amizade verdadeira do amigo, enquanto que do psicoterapeuta devemos esperar um relacionamento que proporcione as melhores condições para explorar e compreender nosso ser de modo a melhorar nossa vida, ou seja, devemos esperar uma relação condizente com a psicoterapia profissional.

O homem, o sofrimento e a psicoterapia

A relação do homem com o sofrimento ou com a possibilidade de sofrer é uma constante tão significativa que começa mesmo antes do seu nascimento e o acompanha como um companheiro fiel até o suspiro final, se não for além. As filosofias são conjuntos de idéias que procuram entender e explicar a realidade e, dentre elas, algumas filosofias se preocupam mais com a importância do sofrimento humano. A filosofia Humanista-Existencial tem a concepção de que o homem está destinado a sofrer a partir da sua condição frágil e mortal. Essa filosofia entende que o homem é essencialmente livre e responsável pelas suas escolhas, então, a consciência de sua finitude e da responsabilidade por sua formação gera angústia no homem. Dessa forma, a angústia está na base estrutural de nossos sentimentos e não há como eliminá-la de nossas vidas.
Cada homem, a sua própria maneira, e a humanidade como um todo desenvolve formas de conceber a si próprio, os outros, a vida e a realidade. Para enfrentar o sofrimento, essa companhia ou perseguição constante mais que desagradável, concepções são formuladas. O homem desenvolve a fé e fórmulas diversas para suportar o sofrimento como crenças no sobrenatural, práticas espirituais e religiões. Além disso, entre outras fórmulas, incluí-se a de ganhar poder e dominação sobre os outros homens, acumular riquezas e esquecer ou aliviar o sofrimento ocupando-se de todo tipo de atividade que gere alienação e anestesia mental. Inclusive, as drogas lícitas e ilícitas e o fanatismo por qualquer coisa têm também essa função. Ainda, entre as fórmulas para aceitar e adaptar melhor a uma dada realidade estão as tentativas de recondicionar a mente humana através de treinamentos, incluindo os terapêuticos, e as drogas medicamentosas. Contudo, parece que essas fórmulas acabam não funcionando bem ou não eliminando o sofrimento por completo.
 Por outro lado, a citada filosofia Humanista-Existencial entende que cada homem só realmente supera o sofrimento que lhe é inerente quando assume a responsabilidade de fazer escolhas condizentes com a intimidade de seu ser. Para tanto, naturalmente, ele precisa antes de tudo conhecer a própria intimidade. Todo homem só pode encontrar sentido na vida para si mesmo quando busca e desenvolve critérios e valores próprios em máxima liberdade. Esses critérios e valores, então, só têm força para fazer frente aos sofrimentos que a vida trás quando são desenvolvidos no íntimo individual de cada ser humano.
A Abordagem Centrada na Pessoa, que é uma corrente de pensamento psicológico desenvolvida a partir dos trabalhos do psicólogo americano Carl R. Rogers, comunga muitos preceitos com filosofia Humanista-Existencial. Essa abordagem abriga um modo de psicoterapia em que o papel do psicoterapeuta é ajudar seu cliente a desenvolver por si e para si mesmo critérios e valores. Dessa forma, ele poderá desenvolver significados e sentido para a vida e, consequentemente, alívio para o sofrimento. Sendo assim, o papel do psicoterapeuta não poderia ser o de aconselhar, indicando as razões ou meios de resolver problemas. Seu papel deve ser, então, o de ajudar o cliente a entrar em contato consigo mesmo, com a sua intimidade. Isso é feito na medida em que o psicoterapeuta oferece um clima de aceitação e compreensão com o mínimo de influência externa ao cliente, que é favorecido para desenvolver critérios e valores próprios para se responsabilizar por si e, consequentemente, encontrar sentido e suporte frente ao sofrimento.
A Psicoterapia Centrada na Pessoa indica que a qualidade da relação entre psicoterapeuta e cliente é fundamental para a criação de um ambiente favorável e confiável que permita que o cliente se revele e se descubra. A percepção do cliente da capacidade e qualidade da aceitação e compreensão do psicoterapeuta em relação ao que ele revela indica até que grau de profundidade ele pode se revelar. Quanto mais profundas forem as revelações do cliente ao psicoterapeuta, mais ele descobrirá sobre si mesmo. As descobertas através dessas revelações formam uma nova autoavaliação no cliente, uma nova base de partida para conceber a si próprio no mundo com os outros. Então, a partir dessa nova base, mudanças emocionais e comportamentais são consequências naturais. Por fim, o cliente poderá construir uma resistência ou resiliência para enfrentar os sofrimentos inerentes à vida.